sexta-feira, março 15, 2013

Pendientes del escudo y lema del Papa Francisco

Segundo o ABC, “es tradición, al menos desde hace ocho siglos, que también los Papas tengan su propio escudo personal, así como simbolismos propios de la Sede apostólica. De modo especial en el Renacimiento y en los siglos sucesivos, se solía decorar con el escudo del Sumo Pontífice felizmente reinante todas las principales obras realizadas por él. De momento se desconoce cual será el lema y escudo elegido por el Papa Francisco, aunque sí se conocen los dos símbolos que caracterizan el arzobispado de Buenos Aires. El lema elegido por el cardenal Bergoglio es «Miserando atque eligendo» que hace referencia a la Homilía 21 de San Beda el Venerable, un monje benedictino del siglo VII. En cuanto a su escudo como obispo de Buenos Aires, refleja su identidad como jesuita en símbolos como el sol, las siglas IHS (Iesous Hominem Salvator) y los clavos de la Compañía de Jesús. Los escudos papales aparecen en obras de arquitectura, publicaciones, decretos y en documentos de diversos tipos, y su diseño y simbología es de lo más variado, según la documentación de que dispone el Vaticano. Desde la Edad Media, los escudos de armas se hicieron de uso común para los guerreros y para la nobleza; por eso, se fue desarrollando un lenguaje muy articulado que regula y describe la heráldica civil. Paralelamente, también para el clero se formó una heráldica eclesiástica, que sigue las reglas de la civil para la composición y la definición del escudo, pero que inserta alrededor símbolos e insignias de índole eclesiástica y religiosa. Desde Inocencio III,(1198-1216) cada papa de la Iglesia católica ha tenido su propio escudo, que le ha servido como insignia de su papado. A menudo los Papas adoptaban el escudo de su familia, si existía, o componían un escudo con simbolismos que indicaban su ideal de vida, que hacían referencia a hechos o experiencias pasadas, o que aludían a elementos vinculados a su programa de pontificado. Con frecuencia aportaban alguna variante al escudo que habían adoptado como obispos.
El escudo contiene en su interior los símbolos relacionados con la persona a la que pertenece, con su ideal, con sus tradiciones, con su programa de vida y con los principios que lo inspiran y guían. En cambio, los diversos símbolos del grado, de la dignidad y de la jurisdicción de la persona aparecen en torno al escudo. Desde tiempo inmemorial, es tradición que el Sumo Pontífice lleve en su emblema, alrededor del escudo, las dos «llaves cruzadas», al estilo de la cruz de san Andrés, una de color oro y otra de color plata. Varios autores las interpretan como los símbolos de los poderes espiritual y temporal. Aparecen detrás del escudo, o por encima de él, con cierto relieve.
El cardenal Joseph Ratzinger al ser elegido Papa y tomar el nombre de Benedicto XVI, escogió un escudo rico en simbolismos y significados, para legar a la historia su personalidad y su pontificado. El escudo adoptado por el Papa Benedicto XVI es muy sencillo en su composición: tiene figura de cáliz, que es la forma más utilizada en la heráldica eclesiástica (otra forma es la de cabeza de caballo, como la que adoptó Pablo VI). El escudo del Papa Juan Pablo II quiere ser un homenaje al misterio central del cristianismo: el de la Redención. Representa principalmente una cruz, cuya forma, sin embargo, no corresponde a ninguno de los habituales modelos heráldicos en la materia. Junto a esta cruz, una grande y majestuosa M mayúscula, que recuerda la presencia de la Virgen bajo la Cruz y su excepcional participación en la Redención.
En cuanto a su predecesor, Juan Pablo I, su escudo recuerda los de sus dos inmediatos predecesores, también se puede decir que en su escudo se encuentra algo de cada uno de ellos. Del Papa Juan, por el simple hecho de haberle sucedido en. Venecia, ha heredado la parte alta del blasón. En este caso, el escudo patriarcal de la sede de San Marcos: un león alado en campo de plata que tiene entre sus zarpas un libro abierto, con esta leyenda: «Pax tibi, Marce, Evangelista». Bajo el león veneciano aparece el escudo propio del Papa que, jugando con el nombre (Luciani) derivado de la palabra latina «lux», consiste principalmente en tres estrellas de cinco puntas en campo azul. El «Papa Bueno» Juan XXIII escogió como lema «Obedientia et pax» (Obediencia y paz). Al centro de su escudo se ve una torre salda y firme, símbolo de la fortaleza de espíritu que se obtiene obedeciendo la ley santa de Dios.
En la heráldica en general, tanto civil como eclesiástica es costumbre poner bajo el escudo una banda o un pergamino que lleva un lema, o divisa. Con una palabra, o con pocas, expresa un ideal o un programa de vida. El cardenal Joseph Ratzinger tenía en su escudo arzobispal y cardenalicio el lema: «Cooperatores Veritatis», y todos recordamos cómo Juan Pablo II citaba a menudo su lema: «Totus tuus», aunque no figurara en su escudo papal”