segunda-feira, maio 28, 2007

Los canarios apoyan el cambio

Las urnas ya han hablado. El recuento de votos efectuado anoche arroja un escenario marcado por la espectacular subida del Partido Socialista Canario-PSOE;el desplome del Partido Popular, que pierde sus feudos, y la casi desaparición de Coalición Canaria en Gran Canaria, en cuya capital se convierte en un partido testimonial.
La ciudadanía canaria ha optado por el cambio. En el Parlamento, el PSOE se queda a pocos diputados de la mayoría absoluta, por lo que ahora se abre un periodo de negociación para determinar posibles alianzas. De entrada, Juan Fernando López Aguilar tiene a su favor el respaldo de los electores, que han sido claros y contundentes a la hora de aupar al Partido Socialista a la condición de primera fuerza política, con un resultado que entra con honores en la historia del PSC. Coalición Canaria y Partido Popular podrían reeditar el pacto ya suscrito hace cuatro años, pero habrá que ver cómo encajan en las filas del PP el batacazo de este 27-M quienes hasta la fecha contestaban en voz baja los designios de José Manuel Soria, como también habrá que comprobar si CC se mantiene unida o algunas de sus estructuras insulares prefieren decantarse por el PSC habida cuenta de su crecimiento en las Islas y del hecho de que sigue siendo el partido que ocupa La Moncloa.
En Gran Canaria, el vuelco es espectacular, pues lo que era un fortín del PP pasa a ser en gran medida el pilar que apuntala la victoria del PSOE en todo el Archipiélago. El Partido Popular recoge en forma de sonora derrota lo cosechado durante estos últimos cuatro años: confundió la autoridad que le daban las mayorías registradas en el Ayuntamiento capitalino en 1995 y 1999 con el autoritarismo y se instaló en la soberbia de quien mira al prójimo desde la altura de seis escalones. A eso se unió la incapacidad del partido en su conjunto y en especial de José Manuel Soria para encajar los supuestos casos de corrupción que afectaban a corporaciones bajo mandato popular. En lugar de ello, Soria y su equipo alimentaron una singular teoría de la conspiración en la que embarcaron a jueces, fiscales y policías, cuando lo cierto es que las pruebas se amontonaban sobre las mesas del PP y las responsabilidades políticas apuntaban precisamente a la dirección del partido.
Los votantes, en suma, han puesto en el tablero las piezas de un rompecabezas y ahora son los partidos los que están obligados a encajarlas. El primer dibujo es de cambio radical; cabe la opción de que en el Parlamento CC y PP articulen una mayoría, cosa legítima desde el punto de vista democrático, pero si así fuera será contra los designios de los votantes de Gran Canaria y con CC salvando los muebles a costa de un PP desfondado y sobre una propia Coalición en Gran Canaria que ayer escribió su página más ridícula.

Las urnas ya han hablado. El recuento de votos efectuado anoche arroja un escenario marcado por la espectacular subida del Partido Socialista Canario-PSOE;el desplome del Partido Popular, que pierde sus feudos, y la casi desaparición de Coalición Canaria en Gran Canaria, en cuya capital se convierte en un partido testimonial.
La ciudadanía canaria ha optado por el cambio. En el Parlamento, el PSOE se queda a pocos diputados de la mayoría absoluta, por lo que ahora se abre un periodo de negociación para determinar posibles alianzas. De entrada, Juan Fernando López Aguilar tiene a su favor el respaldo de los electores, que han sido claros y contundentes a la hora de aupar al Partido Socialista a la condición de primera fuerza política, con un resultado que entra con honores en la historia del PSC. Coalición Canaria y Partido Popular podrían reeditar el pacto ya suscrito hace cuatro años, pero habrá que ver cómo encajan en las filas del PP el batacazo de este 27-M quienes hasta la fecha contestaban en voz baja los designios de José Manuel Soria, como también habrá que comprobar si CC se mantiene unida o algunas de sus estructuras insulares prefieren decantarse por el PSC habida cuenta de su crecimiento en las Islas y del hecho de que sigue siendo el partido que ocupa La Moncloa.
En Gran Canaria, el vuelco es espectacular, pues lo que era un fortín del PP pasa a ser en gran medida el pilar que apuntala la victoria del PSOE en todo el Archipiélago. El Partido Popular recoge en forma de sonora derrota lo cosechado durante estos últimos cuatro años: confundió la autoridad que le daban las mayorías registradas en el Ayuntamiento capitalino en 1995 y 1999 con el autoritarismo y se instaló en la soberbia de quien mira al prójimo desde la altura de seis escalones. A eso se unió la incapacidad del partido en su conjunto y en especial de José Manuel Soria para encajar los supuestos casos de corrupción que afectaban a corporaciones bajo mandato popular. En lugar de ello, Soria y su equipo alimentaron una singular teoría de la conspiración en la que embarcaron a jueces, fiscales y policías, cuando lo cierto es que las pruebas se amontonaban sobre las mesas del PP y las responsabilidades políticas apuntaban precisamente a la dirección del partido.
Los votantes, en suma, han puesto en el tablero las piezas de un rompecabezas y ahora son los partidos los que están obligados a encajarlas. El primer dibujo es de cambio radical; cabe la opción de que en el Parlamento CC y PP articulen una mayoría, cosa legítima desde el punto de vista democrático, pero si así fuera será contra los designios de los votantes de Gran Canaria y con CC salvando los muebles a costa de un PP desfondado y sobre una propia Coalición en Gran Canaria que ayer escribió su página más ridícula (Editorial do "Canarias Siete")

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